El hombre, talando montes, altera las leyes de equilibrio fijadas a la naturaleza y como consecuencia, sufre males sin cuento a que debe poner remedio; pues de agravan las sequías, se desnudan las laderas del manto de la tierra que cubría la roca del subsuelo, se originan inundaciones y se forman peligrosas dunas. Para poner dique a las erosiones que arruinan la montaña, para luchar contra la inundación que devasta el valle y contra las olas de arenas que sepultan pueblos y cultivos, no se utilizan grandes medios, sinos los adecuado, cuya acción individual podría considerarse como infinitamente pequeña, aunque se agranda, al verse infinitamente multiplicada, medios que logran evitar el mal, creando enorme riqueza. Aspiro en esta conferencia a daros idea de tales trabajos, llamados hidrológicos-forestales, presentado diversos ejemplos.
Trabajos en montaña
Morrón de Espuña
Como los viejos somos tan aficionados a hablar de los pasados tiempos me permitiréis que comience mi labor con un párrafo de historia. Corría el año 1888, y por primera primera se pensó en España en efectuar este genero de trabajos, de que tan necesitadas se hallan buena parte de las cordilleras que cruzan nuestro quebradísimo territorio y que fueron despojadas por diversas causas del mando de verdura con el que las había cubierto la próvida naturaleza. Gracias, a la fecunda iniciativa del más forestal, de los forestales españoles, del inolvidable D. Lucas Olazábal, se crearon tres comisiones de repoblación y tuve la dicha de ser destinado a una de ellas, a las del segura, río famoso por los desastres que causaron sus avenidas en diversas épocas, y porque en 1879, el mundo entero demostró su caridad enviando socorros sin cuento, para remediar los males que produjeron, sin cuento también.
Bajo la dirección de mi jefe, entonces y siempre fraternal amigo, D. José Musso nos juntamos el ya famoso repoblador D. Juan Angel de Madariaga y yo, y emprendimos la obra con tanto fervor, que por la Sierra Espuña, de la provincia de Murcia, se empezaron los trabajos de esta índole, y es donde han tenido mayor desarrollo, de modo que esa montaña adquirió cierto renombre entre los forestales españoles, franceses y aun suizos. Como es el punto que os presentaré más ejemplos, no porque los trabajos ejecutados sean más importantes que los de otros lugares, sino porque de ellas poseo más diapositivas, empiezo por mostraros su rocosa cumbre que en la próxima vista contemplaréis de cerca.